Por su extraordinario repertorio de formas  y sus mínimos requerimientos de agua y cuidados, no hay nada como las colecciones de pequeñas plantas crasas para decorar ambientes de interior llenos de luz. Su tamaño y su predilección por los recipientes diminutos permiten sacar partido a tiestos y portamacetas mínimos. Nada les gusta más que vivir apretadas, unas junto a las otras, en tiestos planos. Además, es tan poca la tierra que necesitan —sus raíces no suelen profundizar sino extenderse superficialmente—, que pueden vivir en los recipientes más pequeños, ideales para disponer en grupos coordinando materiales, texturas y colores.

El uso de las crasas como decoración viva tiene una gran ventaja: requieren escaso riego, dada su capacidad para reservar agua en los tejidos de las hojas. Pero es fundamental que el ambiente sea luminoso, condición imprescindible para que estas plantas disfruten de una larga y saludable vida.

Como no todas las plantas crasas viven bien dentro de casa, te recomendamos escogerlas en la sección de plantas de interior del centro de jardinería. Allí encontrarás el tan apreciado Aloe vera y muchas variedades de Haworthia, que se le parecen en versión miniatura por sus hojas canosas y puntiagudas, muy decorativas. Colecciones de preciosas rosetas de Echeveria, de hojas cortas y puntiagudas de tonalidades verde claro, azuladas o púrpuras y aspecto empolvado, que además emiten largas varas florales… Todo un despliegue de la creatividad de la Naturaleza en formas, tamaños, texturas y tonalidades.

Un consejo: salvo que sea imprescindible, no las extraigas del tiesto que traen del centro de jardinería. Así evitarás sobre todo que se dañen sus hojas, que son muy frágiles. Introdúcelas tal cual, en un recipiente sin agujero de drenaje, a modo de portamacetas, para reducir las posibilidades de que se estropee la superficie de los muebles por condensación de humedad o pérdidas del excedente de agua. Si las plantas directamente en un recipiente sin drenaje tendrás que extremar las precauciones con el exceso de agua en el sustrato.

¿Riego? Bien poquito…

El talón de Aquiles de la crasas es el exceso de agua. Si reciben demasiada y, además, la tierra es poco porosa y drena mal, lo más probable es que la planta acabe muriendo; si además hace frío, peor todavía. De octubre a marzo no deberían regarse, a lo sumo pulverizar con agua el sustrato; en abril, mayo y septiembre bastaría con regarlas un poquito dos veces al mes, y en verano una vez a la semana o cada 10 días. Antes de regar es importante comprobar que el sustrato esté seco. Ante la duda, consulta a los expertos de tu centro de jardinería.

Quieren mucha luz pero sin sol directo

El ambiente debe ser luminoso, pero sin sol directo. Si la luz es escasa se debilitarán. Prefieren los ambientes secos, ya que en general provienen de zonas desérticas o semidesérticas, y templados o cálidos, ya que las crasas que se pueden cultivar dentro de casa sufren cuando la temperatura se acerca a los 0º.

¿Abono? Lo justo…

Las crasas son de lento crecimiento y prefieren los suelos pobres, de modo que no haría falta abonarlas, al menos el primer año. En los siguientes se les puede aportar un fertilizante específico para cactus y crasas de marzo a septiembre, siempre respetando la dosis y la frecuencia indicadas por el fabricante.